BUSCANDO SU PROPIA IDENTIDAD

Neil Shicoff, el famoso tenor, está de nuevo en Viena. El tenor ensaya en noviembre el Ernani de Verdi en la ópera nacional de Viena, además de interpretar dos papeles excepcionales: el Lenski, poeta sensible, en Eugen Onegin y el marinero tosco en Peter Grimes.

No solamente desde que la "santísima trinidad" compuesta por José Carreras, Plácido Domingo y Pavarotti fuera elevada al altar del arte, se considera que los tenores son los verdaderos dioses de la ópera. En el siglo XVIII los tenores les quitaron el puesto a los castrados, sobre cuyas voces hasta entonces se decía que tenían poderes mágico-eróticos. Fue con el levantamiento del pueblo en contra de la nobleza "decadente" y a favor de "la naturalidad" cuando consiguieron que los castrados fueran definitivamente destronados.

Mozart fue el primer compositor de prestigio que se atrevió a conceder los papeles de jóvenes enfáticos, a tenores. Hasta la llegada de las obras de Donizetti y Bellini a principios del siglo XIX se ha otorgado a los tenores los papeles de: Héroe romántico y amante sensible.

Un buen tenor se caracteriza por tener un timbre excepcional y una voz clara y aguda.

Los tenores han interpretado desde siempre a héroes espléndidos a pesar de que luego en la trama éstos no tuvieran éxito o pasaran desapercibidos. Sin embargo esta imagen de los tenores está cambiando. Existe un cantante que no se ve así mismo como proveedor de notas agudas, a pesar de que podría serlo, sino que se atreve a explorar los abismos del personaje y fascina más interpretando a figuras de antihéroe que de héroe: Neil Shicoff.

EL ANTIHEROE

Shicoff tiene una gran capacidad para interpretar a seres derrumbados, a aquellos que han perdido el equilibrio espiritual y que no son capaces de recuperarlo.

"Yo comprendo muy bien a estos personajes". Así lo reconoce el cantante de 48 años de origen ruso nacido en Nueva York, hijo de un cantor judío, que estudió canto con el profesor Jenny Towel en el Jilliard Shool. "Yo también tengo caras ocultas y caigo en profundos abismos. Cuando no puedo coger el sueño y me siento al ordenador o paseo de madrugada por las calles siento que los personajes como Hoffmann o Peter Grimes representan una parte de mi personalidad". Sus rasgos destructivos los acabarían matando si les dejaran rienda suelta.

"Probablemente yo sería un alcohólico" reconoce Neil Shicoff. "El escenario me proteje contra eso. Para mí es una salida, un lugar en el que yo puedo vivir todo aquello que en la vida real me resultaría demasiado peligroso y en donde yo puedo descubrir más cosas sobre mí mismo".

Neil Shicoff se compara con un barco en medio de una tormenta que se tambalea de aquí para allá. Durante mucho tiempo no pudo encontrar un puerto seguro y resguardado de viento en el cual poder echar ancla. Su sensibilidad, cualidad que le hace excepcional como cantante, le ha hecho la adaptación al funcionamiento de la industria de la ópera muy difícil. La ópera exige el tener que acoplarse a los demás y un funcionamiento perfecto de cada uno de sus miembros. Contratar a Neil Shicoff suponía un gran riesgo para las óperas. Cuando él tenía la impresión de no poder dar todo de sí en un papel, suspendía la función inmediatamente. Por ello hasta hace sólo pocos años parecía que su carrera corría gran peligro y no estaba del todo claro si conseguiría llegar a la cúspide.

LA TRANSFORMACION

Sin embargo, Neil Shicoff lo ha logrado. Ahora se puede volver a contar con él sin que por ello haya tenido que traicionarse así mismo.

Tras un divorcio desquiciante ha llegado en su segundo matrimonio con la cantante, Dawn Kotoski, al ansiado puerto donde ha encontrado estabilidad y apoyo. Su personalidad ha sufrido una transformación. "Antes yo era un egocentrista, arrogante y además pensaba erróneamente que mi trabajo en el teatro era lo más importante del mundo. Ahora ya he dejado de creer en ello. Lo más importante de mi vida ahora son mi hija, mi segunda esposa y mi hijo Alexander. Mi familia está por encima de todo. Mi familia es más importante que mi necesidad de comunicarme. Si me pusieran un ultimatum, decidiría sin pensarlo un momento, incluso abandonar mi carrera". Para el cantante es muy importante ver cómo crece su hijo.

"Yo admiro su personalidad. Es mucho más fuerte que la mía y además muy diferente. Yo soy tímido y sólo puedo comunicarme en el círculo de mi familia, amigos íntimos y escenario. Alexander, sin embargo, es muy abierto, sincero y creativo".

Para poder ver cómo crece su hijo tiene que pasar por muchas penalidades, como por ejemplo en el pasado mes de octubre. "Alexander va al colegio en Zurich. Yo tenía varias funciones de Don Carlo en París. Casi después de cada función cogí el avión y volé a Zurich para despertarlo a las 7.30 de la mañana, prepararle su merienda y llevarlo al colegio. Esto da sentido a mi vida."

Neil Shicoff no oculta su lado oscuro sólo ha aprendido a llevarlo mejor. Cuando después de una función tiene la impresión de no representar suficientemente bien el carácter de un personaje, se siente defraudado pero es capaz de controlar mejor la situación. "Antes esto podía sacarme de quicio, hoy supone un reto para hacerlo mejor la próxima vez."

Neil Shicoff ha aprendido sobre todo que no es más que una parte dentro de un todo más grande. "Como cantante soy capaz de llegar a muchos más compromisos que antes, no en el sentido de traicionar mis ideales o intereses sino en ser capaz de abrirme más al director o a mi pareja sobre el escenario. Cada uno de nosotros aporta un color a la representación y hay que intentar combinar los distintos colores. Antes yo era distinto y quería que se hiziera solamente lo que a mí se me metía en la cabeza."

NOSTALGIA DE RECOGIMIENTO

 Hay algo que sigue siendo muy importante para Neil Shicoff, el ambiente en el que trabaja. El tiene que tener la impresión de ser aceptado para poder llevar a cabo su trabajo. "Esta ha sido mi impresión en las funciones del Don Carlo en París. Trabajé prácticamente sólo con amigos como Caroll Vaness, Samuel Ramey y Vladimir Chernov, además del director James Conlon que ha sido uno de los primeros en apoyar mi carrera. Por último la puesta en escena corrió a cargo de Graham Vick, al que yo estimo mucho. Cuando tengo la posibilidad de trabajar en un ambiente como éste, esto modifica completamente la visión de mi papel."

El espera vivir algo parecido en el próximo estreno en la ópera nacional de Viena, cuya puesta en escena también correrá a cargo de Graham Vick. Se trata de la obra de Verdi, Enani, cuyo estreno será el 14 de diciembre.

Neil Shicoff nunca ha llegado a sentirse del todo bien en este papel de héroe rebelde, que ya fue maravillosamente interpretado por Franco Corelli. "Yo interpreté el papel de Enani en 1975 bajo la dirección de James Levine reemplazando a Richard Tucker. Me encontraba al principio de mi carrera. Después aproximadamente 20 años más tarde en Bilbao no me encontraba en mi mejor momento. El año pasado en Zurich tuve la sensación de que mi visión sobre el Enani estaba mejorando, a pesar de que aún no conseguí llegar al fondo de su carácter. Ahora espero conseguirlo en Viena.

VIENA, LA TIERRA ARTISTICA

Viena es para Neil Shicoff un lugar muy especial. Casi todos sus papeles importantes los ha interpretado en la ópera nacional de Viena, así por ejemplo con el Peter Grimes de Benjamin Brittens obtuvo gran éxito. "Mi relación con el público vienés es muy especial. Cuando subo al escenario tengo la sensación de que al público le gusto mucho. Por eso me entrego al 150 porciento. Frente a un público distante me resulta muy difícil entregarme por completo".

El tenor incluye en sus alabanzas a Viena a los directores: "El director Holender consigue un ambiente en el que me encuentro protegido y seguro. Cuando tengo algún problema siempre puedo dirigirme a él. Algo parecido me ocurre con Alexander Pereira en Zurich. Creo que si le llamara a las tres de la madrugada ni siquiera se molestaría, sino que me preguntaría dónde nos podemos ver."

DEBUT EN SALZBURGO

La ópera nacional de Viena, la de Zurich y la Metropolitan en Nueva York forman el triángulo mágico sobre el cual se mueve la carrera internacional de Neil Shicoff. Además también hay que añadir la òpera Bastille en París, la Bayerische Staatsoper en Munich y en un futuro seguramente también los Salzburger Festspiele. El verano pasado celebró su debut en Salzburgo interpretando el Don Carlo. "Estoy orgulloso de haber podido cantar en Salzburgo. Estamos negociando varias interpretaciones más y estoy seguro de que llegaremos a un acuerdo." El que se trate de un papel de Mozart es menos probable. Solamente en una ocasión se llevaron a cabo negociaciones para el papel de Idomeneo en Zurich bajo la dirección de Nikolaus Harnoncourt. "Efectivamente hubo negociaciones respecto a este papel pero desgraciadamente no llegamos a un acuerdo".

Neil Shicoff está muy orgulloso de poseer un autógrafo de Mozart. "Se trata de una carta de Mozart del año 1788 en la cual pide dinero a Michael Puchberg. Yo adoro esta carta, me emociona mucho. Probablemente se la ceda en préstamo a la Wiener Philarmoniker."

La carrera discográfica de Neil Shicoff también ha vuelto a ponerse en marcha, por un momento parecía que estaba parada. Acaba de salir un álbum de Puccini en el que acompanando a Galina Gorchakova interpreta algunas escenas de Manon Lescaut y de Tosca. Para febrero se proyecta la edición de dos nuevas grabaciones de ópera: El Aroldo de Verdi bajo la dirección de Fabio Luisi y el Il Tabarro de Puccini bajo la dirección de Antonio Pappano. "Hasta ahora sólo me encontraba a gusto con una de mis grabaciones, el Eugen Onegin bajo la dirección de Semyon Bychkov. Creo, sin embargo, que las grabaciones del Aroldo y de Il Tabarro van a ser muy buenas. Espero hacer en un futuro más projectos de grabaciones. También he cambiado en este sentido, reconozco que ahora me gustaría hacer más grabaciones".

MODELOS PELIGROSOS

Neil Shicoff no acepta el hecho de que su generación lo tenga difícil al actuar siempre a la sombra de los tres tenores y tener que demostrar sus cualidades frente a ellos. "Las casas discográficas dejaron de apoyarme porque yo mostré un carácter muy difícil y por no saber adaptarme a las condiciones de las producciones. Esto no tiene absolutamente nada que ver con los tres tenores. El peligro para mi generación se encuentra en tomar a Plácido Domingo como modelo a seguir. El tiene mucho talento, su físico es ideal para su voz y sobre todo es increíblemente inteligente. Todo esto lo convierte en una figura única en el mundo de la ópera, además de poder desarrollar su carrera con un repertorio muy especial. Un tenor que intente tomarlo como ejemplo y copiarlo corre el grave peligro de destrozar su carrera".

Este peligro está completamente descartado para Neil Shicoff. Actualmente él al igual que Domingo supone un peligro para jóvenes tenores que intenten tomarlo como ejemplo. Neil Shicoff también es especial, tampoco él puede ser copiado o imitado. Esto lo demuestra cada vez que se sube a un escenario.